Estábamos aprovechando, la ultima tarde en la playa más popular y polarizada del litoral. Empezaban ya retirar las masas de familias numerosas, el clima era perfecto nublado con brisa cálida. Antes de tí, se acercó una pastera, artesana y hippie. Lo digo en ese orden, porque así transamos palabras, en medio de una venta impuesta, donde me mostró sus diestras y destruidas manos con un discurso violento, acerca de la calle, sus penurias y vivezas, que luego desarticule con dos -te va a ir muy bien- entregándole su porta incienso. Tenía el mismo tono de piel, incluso ambos tenían ojos verdoso claro o resaltaban más, en la tez bronceada intenso, con tonos anaranjados, amarillos y suciedad. Eres alto, medio arqueado de tan alto, manos grandes, uñas gigantes amarillentas, cuando las descubren los guantes, tus cabellos están decolorados de castaño claro a colorines por el sol y la sal, adornadas con un sombrero pescador, que ya es parte de esa maraña, tu cuello tiene mil cueros c...