A raíz de la posible muerte de Lucía Hiriart de
Pinochet, en nuestros labios brota espontáneamente el juicio colectivo, que
se va a ir derecho al infierno. Me da vueltas ese pensamiento
colectivo incrustado en nuestra formación. Éste adoctrinamiento
eclesiástico donde el bien y el mal están polarizados, gobernando cielo e
infierno, para premiar o castigar nuestros actos, no da cabida a los matices,
en la escala de tonos, los cuales efectivamente nos llevan a discernir,
contrastar, tomar decisiones, más importante aun: a hacernos cargo.
¿Cómo desintoxicarnos de este pensamiento occidental del cristianismo?
donde la persona que obra “mal” va al infierno por sus pecados, la espera el
diablo para ensartarle su tridente y al fin, paga todo lo que hizo en vida. Aún
personas que estimo por su lucidez, vienen con esas necedades de la viuda de
Pinochet y otros personajes maquiavélicos.
Ojala existiese un infierno, más aún un cielo,
pero no es así, no hay tales recompensas, sino mas bien, consuelo de tontos.
Ejemplifiquemos la dualidad de opinión frente a
un niño que muere: es un ángel que pasó raudo por este mundo, al parecer, a
mostrarnos que la voluntad, arbitraria
de dios de arrebatárnoslo, es superior a nuestro entendimiento, lo que permite
que se convierta en el guardaespaldas (ángel de la guarda) de sus padres y de
su familia, todos aferrados a la
santidad de esta alma. Por sentido común este niño es santo, es limpio, su
alma no alcanzo a vivir este mundo lleno de vanidad y maldad, todos
convenimos que pasa derechito al cielo de donde vino. Pero esto es contrapuesto
a lo que la iglesia dice sobre el pecado original, dicho por las sagradas escrituras,
el pecado que habita en todos, “in útero”. Entonces el niño ángel, es un
pecador, por que el pecado original es su primera imposición, por lo tanto, ahí
reside la relevancia de los sacramentos y cumplir con los rituales de la
iglesia, para llamarlo hijo de dios, con todas las de la ley, al hacer este trámite,
salvaremos a este niño de las llamas del infierno.
Tampoco nos ayudara a empoderarnos de nuestro rumbo, la visión oriental sobre
la reencarnación, como un ciclo infinito que dura, hasta que se aprende ese
exigente equilibrio interior, donde la bajeza más grande es tener una discapacidad
físico o mental, esto nos convierte en escoria
espiritual, si hemos nacido “parias” o intocables, seremos una casta marginada
y maldita por esa condición y merecemos ser castigados, por lo mal hecho en
nuestra vida anterior. Tomando esta enseñanza, la fundación Teletón es un
centro de almas reencarnadas erróneas, que deberían ser abandonadas a su suerte,
para vivir su karma, en agonía. Esta verdad es sustentable en libros de la
misma calaña que la biblia, usados para adoctrinar personas y, peor aún, segregar.Respeto el pensamiento libre y el derecho de culto, pero no dejemos de ver que
los ministerios han abandonado su llamado a seguir el camino de la compasión y
la misericordia, por crecer como una
multinacional.
Yo y muchos más quisiéramos ver a esa vieja arder en
una hoguera pública, aún cuando esto nos coloque, también, en la posición del
torturador.
No hay perdón, ni olvido y más terrible, no hay
condena para estos personajes de la historia de Chile, concebidos en familias cristianas,
para mostrarnos que son sus voluntades las que gobiernan, sus conciencias
inconscientes, altaneras y obtusas.Frente a esto ¿Estamos esperando un
juicio desde lo alto?, ya que nuestro poder judicial está funcionando con
velocidad de rueda cuadrada, entrampado en las esferas del poder monetario y
militar, de autodenominados “héroes de guerra”.
Conveniencia, persecución, silencio…se nos desmorona el castillo de naipes
donde la democracia cimentó sus bases en la constitución de una dictadura. Este
invento sudaca llamado Chile a lo Chilean Way.
Me es inconcebible dejar a los dioses nuestras
plegarias, deseos y también nuestras ansias de justicia.
Estos mismos dioses, usados para venir a evangelizar
nuestra América Latina, frondosa, voluptuosa, rica, nutrida. Con la cruz en el
pecho nos violentaron en el nombre de dios y de sus designados y mandados por
el rey a despojarnos de nuestra violencia, de nuestra imagen de sociedad y
familia, colocándonos en roles de esclavos, llamándonos indios, mestizos,
zambos y criollos.
Cada uno podemos ajusticiar el día a día. No nos mariconiemos entre
nosotros. No nos caguemos. Aceptémonos. Conversemos con ese flaite culiao que
nos desagrada, porque él es resultado de esta dictadura que nos culea a todos.
Veamos con ojos de grandeza y entendimiento, el por qué, de la pobreza
espiritual del huevon con camisa polo y sobre endeudado, porque justamente eso
es lo que querían.
Ese fue el sueño de ellos, no el nuestro.
Y si estas personas tuviesen en su fuero interno la aceptación de mirar las
atrocidades que hicieron y sincerar datos y fechas, asumir con la hombría que
dicen tener, su responsabilidad. Sería un pequeño paso para seguir el camino
hacia la verdad. Pero se empeñan en justificar, inventar, evadir, transformar
la realidad, más aún: seguir con la crueldad, bañándola de sarcasmo y frases de
una ignorancia enervante, nada más alejada de la doctrina del chascón Jesús.
Nada de cielo como algo inalcanzable.
El cielo está ahí, siempre para todos, es un momento de placer, de éxtasis,
de goce o paz interior, el cielo es esa sensación de estar a gusto. Que más
infierno que negar la verdad, que mas castigo que no poder cerrar círculos. Qué
mancilla mas nuestra historia que no ver justicia en vida.
Maldigo del alto cielo su hipocresía Lucia, maldigo
tus bienes mal avenidos,
Maldigo el letargo que nos dejaron y peor aún,
La desconfianza entre nosotros.
Notable !!
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